Testimonio 2: Clóset de Oscar

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Quizás mis padres nunca lo iban a saber, pero aquel domingo fue decisivo. Tenía 17 años y el destino había programado este evento. Mi padre estaba en la sala y me llamó, luego comenzaron a escucharse palabras entrecortadas y lamentos: ¿Desde cuándo?, ¿quieres seguir así?, ¿has tenido relaciones sexuales?, entre otras. Automáticamente me dispuse a negarlo todo hasta que la insistencia del inquisidor me desarticuló: Sí, desde siempre, pero con más ganas desde los quince. Mi padre, como era comprensible, buscó alguna solución: la religión. Me propuso asistir a una congregación religiosa, pero yo le dije: No dejemos el costal con otros, asumamos esta situación. En estos momentos dudé de la existencia de Dios y dije: Desde ahora soy ateo ya que desde hace algunos meses estoy dudando de su existencia. Mi padre me miró y estoy convencido de que aún no me comprende.
Lo qué más me impresionó de aquella conversación no fueron sus lágrimas ni el hecho que haya encontrado mis reveladores escritos debajo del colchón, sino que me propusiera ir a un prostíbulo para “comprobar” si me gustaba por atrás. Muy avergonzado le dije que no era necesario y de paso insistí que no había tenido relaciones sexuales, aunque en realidad mi “debut” fue en una habitación de mierda. La conversación fue corta y larga a la vez, ya que me preguntaba sobre temas tan personales que, casi, resumen mi vida en el clóset. Sí me insinuó si acaso miraba a los chicos en el baño y le dije: No pues ¿acaso soy un enfermo sexual?
Al final de la conversación decidimos que iba a frecuentar a una sicóloga para que me ayude a llevar este “estilo de vida” y lo hice en tres oportunidades.
Pero, ¿al fin y al cabo me aceptaron? Sí, sus palabras y el abrazo de mi padre me dijo lo que siempre quise escuchar: Lo sé y te apoyo. Aquel día, y como ningún otro, conocí el abrazo de un padre.
Después de esta conversación me di cuenta que recién realmente había “salido del clóset”. ¿De qué te sirve que todos tus amigos y amigas lo sepan si las personas que más quieres en la vida no lo saben? ¿Acaso no te sientes más seguro y a gusto cuando dices o representas tu homosexualidad desde el día en que tu familia lo sabe? El confort y la seguridad de expresar tu homosexualidad en los espacios público y privado luego de una experiencia familiar positiva te permiten salir del clóset cada día: con cada palabra, protesta, ademán y beso.

Todos Todos

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En la foto que hemos colocado en el post anterior solo dos somos de San Marcos, Oscar y Vero. Gonzalo es de la UNFV, Carlos es de la PUCP, Jorge es de la U Científica del Sur.
En nuestras reuniones sí somos mayoría de UNMSM, aunque también vienen Henry que es de la UNI y Fiorella de la UNFV. Muy pronto vendrán chicos de la U de Lima. Así que esto que empezó como una propuesta solo de San Marcos ha crecido tanto que nos sorprende y nos alegra.
Porque significa que son más los chic@s que quieren agruparse, que quieren conversar sobre sus problemáticas, que buscan lugares de encuentro entre pares, que quieren hacer activismo por su orientación sexual, que buscan transformaciones en su universidad y en su sociedad.
Y a todo esto solo decirles que siempre estaremos dispuestos a recibirlos y a conversar y planificar actividades con todas las universidades, con todos los universitarios.

Informe Anual TLGB 2008

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Versiones UNMSM estuvo presente en la presentación del Informe Anual sobre Derechos Humanos de personas Trans, Lesbianas, Gays y Bisexuales en el Perú 2008 que llevó a cabo la Red Peruana TLGB el viernes 8 de agosto.
Este informe fue realizado a través de un proceso que consistió primero en definir que querían reportar y cómo, para ello se basaron en los Principios de Yogyakarta (Indonesia). La metodología fue participativa y se realizaron talleres de recojo de experiencias, de validación de documentos y entrevistas. Sus límites fueron las escasas fuentes de información y subregistro y el limitado acceso a las experiencias regionales. Su fortaleza fue que todas y todos tienen algo que decir y que lo que dicen es importante.
Resaltaron que l@s trans y las lesbianas son las poblaciones más discriminadas, la primera por no contar con acceso a un DNI que refleje su identidad de género, la segunda por la misma condición de marginalidad social, cultural, civil y política de las mujeres.También reconocieron el aporte de algunos activistas como Manolo Forno, Aldo Araujo, Gissy Cedamanos, Belissa Andía, etc.

Testimonio 1: Clóset de Vero

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No creo que esto de salir del clóset sea, para mí, algo único, estable y decisivo. Salgo del clóset a veces una vez a la semana, otras una vez al mes. Algunas veces yo supongo que ya salí y me doy cuenta de que no, y entonces tengo que salir otra vez.
Pero esto de salir del clóset supone hacerlo frente a alguien que no tiene la menor necesidad de salir de un clóset y que se siente seguro, confiado y cómodo con su vida. Supone hacerlo con un antagonista, sexualmente hablando. Con alguien que está seguro de su sexualidad y de lo que es correcto y que se cree lo universal y natural, y venirle a desestabilizarle la vida con lo que uno le cuenta. Porque salir del clóset con desconocidos (y captar sus miradas morbosas), no es lo mismo que hacerlo con gente que conoces y te ama (y ver sus ojos cargados de sorpresa, pena, miedo, extrañeza, asco, repudio, dolor) y darte cuenta de que tu posición (imagen, actos, recuerdos) frente a ellos es tan vulnerable como el amor que sentían por ti.
Y uno, en esas situaciones, pone en juego su relación presente y futura con esa persona que uno supone que te ama. Y yo, por cobardía o comodidad casi nunca he puesto en juego mis relaciones, a no ser indirectamente, con ironías, bromas o mentiras. Cuando no me creen es cuando ya confirmo las cosas. Pero generalmente las persona que supongo que me quieren solo escuchan mis ironías, mis bromas o mis mentiras y no buscan profundizar más en el tema. No sospechan que en ellas exista una certeza tan grande que hasta a mí me da miedo de solo pensar que pueden profundizar en el asunto y yo me sienta vulnerable y débil otra vez frente a tratar con seriedad el susodicho tema.
Así que, como es obvio, no se lo he dicho a mi familia (pero creo que lo sospechan). Mi madre un día me lo mencionó cuando una ex amiga habló algunas cosas de mí (cosas obviamente muy lésbicas que me había visto hacer con otra amiga). Mi madre en el fondo no quería creerle (la conozco), y solo quería que yo confirme su idea. Por eso me llamó y me dijo: hija, si tú eres lo que eres yo igual te querré. No lo soy, mamá, le contesté, con mi cara roja y mi voz temblando. Gracias a Dios, dijo ella. Y yo no sé cómo pudo no darse cuenta de que mi rostro enrojecía y que mis ojos se llenaban de lágrimas. O si se dio cuenta, cómo no pudo abrazarme y decirme simplemente: ya lo sé, siempre lo he sabido, no tienes porqué avergonzarte de ello. Pero cambió de tema y no volvió a mirarme a los ojos.
Con mi hermana mayor fue más una cuestión teórica. Veíamos las noticias y salía alguna noticia sobre homosexuales y entonces yo me puse a explicar muchas cosas sobre el tema y estaba casi disertando como si no fuera mi tema, sino un tema cualquiera que no tuviera nada que ver conmigo. Y de pronto ella me dice: lo único que estás tratando de hacer es justificar la homosexualidad; y se para y se va a la cocina. Y lo dijo como queriendo decir: lo único que estás haciendo es tratar de justificarte. Y me cayó como un rayo. Y me sentí descubierta. Y supe que frente a mi hermana yo no puedo usar circunloquios ni eufemismos. Ella es directa en todo así que si algún día me desahuevo y se lo digo, tendrá que ser de esa forma: desahuevada y directa.
Con mi hermano menor fue diferente, con él me sacaron del clóset, aunque yo trataba siempre de decírselo, pero él me decía no digas locuras, hermana, o no bromees, o simplemente no me hacía caso cada vez que salía con mis típicas bromas sobre mi “rareza” o mis “extraños” gustos. Yo creo que mi hermano no puede aceptar que una hermana a la que admira y que es como su superhéroe personal por una serie de cosas, sea algo que él no entiende, así tenga muchas amiguitas lesbianas, porque las tiene, y yo las conozco y una de ellas una noche me vio en la discoteca. Se me acercó y yo no la reconocí, porque había dejado mi casa hace varios años y no sabía cómo habían crecido los niños del barrio. Me dice: tú eres la hermana de Augusto ¿no? La miro tratando de recordarla. Ajá, le digo. Me sonríe con una mirada pícara y añade: y estás aquí caleta nomás. Y yo no supe qué responderla y ella volvió a su grupo. Luego, cuando vuelvo a ver a mi hermano, le digo que me había cruzado con su amiga. Ah sí, me dice, sí me contó. ¿Y?, le pregunto. Nada, le dije que estabas haciendo tus investigaciones lingüísticas. Ah ya.
Con mi ex esposo fue raro. Según él se había enamorado de mí porque era extraña, rebelde y misteriosa. Cuando se lo dije pensó que era otra locura más, como volver a la universidad después de tanto tiempo o comprarme diez libros de Orlando de diferentes editoriales. Aún sigue sin creerme. Y aún sigue enamorado de mí (según él) y espera que retorne por el buen camino algún día.
Con mi hija (tiene 5 años) fue sencillo, le dije que ya no estaba con su papá, o sea, que no nos vería dándonos besitos ni nada por el estilo. Me preguntó el porqué. Le dije que el tiempo pasa y a veces las cosas ya no funcionan. Me preguntó si me iba a ir. Le dije que no, que me quedaba con ella. Me preguntó si me iba a casar con otro hombre. No, le dije, pero quizás con otra mujer. ¿Otra mujer? , me preguntó. Sí, le contesté. ¿Eso se puede? Si, mi amor, eso se puede. Yupiii, gritó de alegría, yo quiero casarme con Jossie.

Testimonios de parte

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Nosotros somos estudiantes de San Marcos. Algunos ya vamos a egresar, otros recién están empezando la vida universitaria. Como parte de nuestro activismo por la diversidad sexual hemos creído conveniente colocar parte de nuestras vidas en este blog.
Así como hacemos política de nuestra sexualidad, así como hacemos público algo muchos quisieran que sea privado, queremos compartir con ustedes nuestras historias, historias que forjaron en nosotros lo que somos y que forjarán lo que seremos, porque creemos necesario decir lo que sentimos, compartir experiencias, sacar de nosotros esos fantasmas que nos persiguen y quizás con eso lograr un mundo más habitable para muchos de nosotros que creen que nuestra vida es invivible.
Nuestras historias personales sirvieron de catarsis para nosotros y quizás sirvan para otros que están pasando lo mismo. No queremos aquí ser ejemplos de nada. Solo queremos compartir algo que todavía en nosotros está en un constante devenir, nuestras historias no están terminadas, es más, creemos que recién empiezan, falta escribir mucho de ellas. Hay aún mucho que decir.