Testimonio 2: Clóset de Oscar

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Quizás mis padres nunca lo iban a saber, pero aquel domingo fue decisivo. Tenía 17 años y el destino había programado este evento. Mi padre estaba en la sala y me llamó, luego comenzaron a escucharse palabras entrecortadas y lamentos: ¿Desde cuándo?, ¿quieres seguir así?, ¿has tenido relaciones sexuales?, entre otras. Automáticamente me dispuse a negarlo todo hasta que la insistencia del inquisidor me desarticuló: Sí, desde siempre, pero con más ganas desde los quince. Mi padre, como era comprensible, buscó alguna solución: la religión. Me propuso asistir a una congregación religiosa, pero yo le dije: No dejemos el costal con otros, asumamos esta situación. En estos momentos dudé de la existencia de Dios y dije: Desde ahora soy ateo ya que desde hace algunos meses estoy dudando de su existencia. Mi padre me miró y estoy convencido de que aún no me comprende.
Lo qué más me impresionó de aquella conversación no fueron sus lágrimas ni el hecho que haya encontrado mis reveladores escritos debajo del colchón, sino que me propusiera ir a un prostíbulo para “comprobar” si me gustaba por atrás. Muy avergonzado le dije que no era necesario y de paso insistí que no había tenido relaciones sexuales, aunque en realidad mi “debut” fue en una habitación de mierda. La conversación fue corta y larga a la vez, ya que me preguntaba sobre temas tan personales que, casi, resumen mi vida en el clóset. Sí me insinuó si acaso miraba a los chicos en el baño y le dije: No pues ¿acaso soy un enfermo sexual?
Al final de la conversación decidimos que iba a frecuentar a una sicóloga para que me ayude a llevar este “estilo de vida” y lo hice en tres oportunidades.
Pero, ¿al fin y al cabo me aceptaron? Sí, sus palabras y el abrazo de mi padre me dijo lo que siempre quise escuchar: Lo sé y te apoyo. Aquel día, y como ningún otro, conocí el abrazo de un padre.
Después de esta conversación me di cuenta que recién realmente había “salido del clóset”. ¿De qué te sirve que todos tus amigos y amigas lo sepan si las personas que más quieres en la vida no lo saben? ¿Acaso no te sientes más seguro y a gusto cuando dices o representas tu homosexualidad desde el día en que tu familia lo sabe? El confort y la seguridad de expresar tu homosexualidad en los espacios público y privado luego de una experiencia familiar positiva te permiten salir del clóset cada día: con cada palabra, protesta, ademán y beso.

Todos Todos

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En la foto que hemos colocado en el post anterior solo dos somos de San Marcos, Oscar y Vero. Gonzalo es de la UNFV, Carlos es de la PUCP, Jorge es de la U Científica del Sur.
En nuestras reuniones sí somos mayoría de UNMSM, aunque también vienen Henry que es de la UNI y Fiorella de la UNFV. Muy pronto vendrán chicos de la U de Lima. Así que esto que empezó como una propuesta solo de San Marcos ha crecido tanto que nos sorprende y nos alegra.
Porque significa que son más los chic@s que quieren agruparse, que quieren conversar sobre sus problemáticas, que buscan lugares de encuentro entre pares, que quieren hacer activismo por su orientación sexual, que buscan transformaciones en su universidad y en su sociedad.
Y a todo esto solo decirles que siempre estaremos dispuestos a recibirlos y a conversar y planificar actividades con todas las universidades, con todos los universitarios.

Informe Anual TLGB 2008

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Versiones UNMSM estuvo presente en la presentación del Informe Anual sobre Derechos Humanos de personas Trans, Lesbianas, Gays y Bisexuales en el Perú 2008 que llevó a cabo la Red Peruana TLGB el viernes 8 de agosto.
Este informe fue realizado a través de un proceso que consistió primero en definir que querían reportar y cómo, para ello se basaron en los Principios de Yogyakarta (Indonesia). La metodología fue participativa y se realizaron talleres de recojo de experiencias, de validación de documentos y entrevistas. Sus límites fueron las escasas fuentes de información y subregistro y el limitado acceso a las experiencias regionales. Su fortaleza fue que todas y todos tienen algo que decir y que lo que dicen es importante.
Resaltaron que l@s trans y las lesbianas son las poblaciones más discriminadas, la primera por no contar con acceso a un DNI que refleje su identidad de género, la segunda por la misma condición de marginalidad social, cultural, civil y política de las mujeres.También reconocieron el aporte de algunos activistas como Manolo Forno, Aldo Araujo, Gissy Cedamanos, Belissa Andía, etc.

Testimonio 1: Clóset de Vero

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No creo que esto de salir del clóset sea, para mí, algo único, estable y decisivo. Salgo del clóset a veces una vez a la semana, otras una vez al mes. Algunas veces yo supongo que ya salí y me doy cuenta de que no, y entonces tengo que salir otra vez.
Pero esto de salir del clóset supone hacerlo frente a alguien que no tiene la menor necesidad de salir de un clóset y que se siente seguro, confiado y cómodo con su vida. Supone hacerlo con un antagonista, sexualmente hablando. Con alguien que está seguro de su sexualidad y de lo que es correcto y que se cree lo universal y natural, y venirle a desestabilizarle la vida con lo que uno le cuenta. Porque salir del clóset con desconocidos (y captar sus miradas morbosas), no es lo mismo que hacerlo con gente que conoces y te ama (y ver sus ojos cargados de sorpresa, pena, miedo, extrañeza, asco, repudio, dolor) y darte cuenta de que tu posición (imagen, actos, recuerdos) frente a ellos es tan vulnerable como el amor que sentían por ti.
Y uno, en esas situaciones, pone en juego su relación presente y futura con esa persona que uno supone que te ama. Y yo, por cobardía o comodidad casi nunca he puesto en juego mis relaciones, a no ser indirectamente, con ironías, bromas o mentiras. Cuando no me creen es cuando ya confirmo las cosas. Pero generalmente las persona que supongo que me quieren solo escuchan mis ironías, mis bromas o mis mentiras y no buscan profundizar más en el tema. No sospechan que en ellas exista una certeza tan grande que hasta a mí me da miedo de solo pensar que pueden profundizar en el asunto y yo me sienta vulnerable y débil otra vez frente a tratar con seriedad el susodicho tema.
Así que, como es obvio, no se lo he dicho a mi familia (pero creo que lo sospechan). Mi madre un día me lo mencionó cuando una ex amiga habló algunas cosas de mí (cosas obviamente muy lésbicas que me había visto hacer con otra amiga). Mi madre en el fondo no quería creerle (la conozco), y solo quería que yo confirme su idea. Por eso me llamó y me dijo: hija, si tú eres lo que eres yo igual te querré. No lo soy, mamá, le contesté, con mi cara roja y mi voz temblando. Gracias a Dios, dijo ella. Y yo no sé cómo pudo no darse cuenta de que mi rostro enrojecía y que mis ojos se llenaban de lágrimas. O si se dio cuenta, cómo no pudo abrazarme y decirme simplemente: ya lo sé, siempre lo he sabido, no tienes porqué avergonzarte de ello. Pero cambió de tema y no volvió a mirarme a los ojos.
Con mi hermana mayor fue más una cuestión teórica. Veíamos las noticias y salía alguna noticia sobre homosexuales y entonces yo me puse a explicar muchas cosas sobre el tema y estaba casi disertando como si no fuera mi tema, sino un tema cualquiera que no tuviera nada que ver conmigo. Y de pronto ella me dice: lo único que estás tratando de hacer es justificar la homosexualidad; y se para y se va a la cocina. Y lo dijo como queriendo decir: lo único que estás haciendo es tratar de justificarte. Y me cayó como un rayo. Y me sentí descubierta. Y supe que frente a mi hermana yo no puedo usar circunloquios ni eufemismos. Ella es directa en todo así que si algún día me desahuevo y se lo digo, tendrá que ser de esa forma: desahuevada y directa.
Con mi hermano menor fue diferente, con él me sacaron del clóset, aunque yo trataba siempre de decírselo, pero él me decía no digas locuras, hermana, o no bromees, o simplemente no me hacía caso cada vez que salía con mis típicas bromas sobre mi “rareza” o mis “extraños” gustos. Yo creo que mi hermano no puede aceptar que una hermana a la que admira y que es como su superhéroe personal por una serie de cosas, sea algo que él no entiende, así tenga muchas amiguitas lesbianas, porque las tiene, y yo las conozco y una de ellas una noche me vio en la discoteca. Se me acercó y yo no la reconocí, porque había dejado mi casa hace varios años y no sabía cómo habían crecido los niños del barrio. Me dice: tú eres la hermana de Augusto ¿no? La miro tratando de recordarla. Ajá, le digo. Me sonríe con una mirada pícara y añade: y estás aquí caleta nomás. Y yo no supe qué responderla y ella volvió a su grupo. Luego, cuando vuelvo a ver a mi hermano, le digo que me había cruzado con su amiga. Ah sí, me dice, sí me contó. ¿Y?, le pregunto. Nada, le dije que estabas haciendo tus investigaciones lingüísticas. Ah ya.
Con mi ex esposo fue raro. Según él se había enamorado de mí porque era extraña, rebelde y misteriosa. Cuando se lo dije pensó que era otra locura más, como volver a la universidad después de tanto tiempo o comprarme diez libros de Orlando de diferentes editoriales. Aún sigue sin creerme. Y aún sigue enamorado de mí (según él) y espera que retorne por el buen camino algún día.
Con mi hija (tiene 5 años) fue sencillo, le dije que ya no estaba con su papá, o sea, que no nos vería dándonos besitos ni nada por el estilo. Me preguntó el porqué. Le dije que el tiempo pasa y a veces las cosas ya no funcionan. Me preguntó si me iba a ir. Le dije que no, que me quedaba con ella. Me preguntó si me iba a casar con otro hombre. No, le dije, pero quizás con otra mujer. ¿Otra mujer? , me preguntó. Sí, le contesté. ¿Eso se puede? Si, mi amor, eso se puede. Yupiii, gritó de alegría, yo quiero casarme con Jossie.

Testimonios de parte

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Nosotros somos estudiantes de San Marcos. Algunos ya vamos a egresar, otros recién están empezando la vida universitaria. Como parte de nuestro activismo por la diversidad sexual hemos creído conveniente colocar parte de nuestras vidas en este blog.
Así como hacemos política de nuestra sexualidad, así como hacemos público algo muchos quisieran que sea privado, queremos compartir con ustedes nuestras historias, historias que forjaron en nosotros lo que somos y que forjarán lo que seremos, porque creemos necesario decir lo que sentimos, compartir experiencias, sacar de nosotros esos fantasmas que nos persiguen y quizás con eso lograr un mundo más habitable para muchos de nosotros que creen que nuestra vida es invivible.
Nuestras historias personales sirvieron de catarsis para nosotros y quizás sirvan para otros que están pasando lo mismo. No queremos aquí ser ejemplos de nada. Solo queremos compartir algo que todavía en nosotros está en un constante devenir, nuestras historias no están terminadas, es más, creemos que recién empiezan, falta escribir mucho de ellas. Hay aún mucho que decir.

“Los medios nos han convertido en monstruos”

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Entrevista Susel Paredes.
La abogada defensora de los derechos homosexuales y secretaria general del Partido Socialista sostiene que los últimos asesinatos en la farándula peruana han contribuido a consolidar la delirante fórmula ‘gay=loco, desenfrenado y promiscuo’.
La confesada lesbiana explica aquí las razones de su rabia, e invita a quienes todavía no han salido del clóset a hacerlo de una vez.
Por Ghiovani Hinojosa
– ¿Los crímenes de Alicia Delgado y Marco Antonio acentúan el estereotipo que tienen muchos peruanos de los homosexuales como personas pervertidas y desordenadas en su vida sexual?
– Estoy haciendo un seguimiento a la prensa “chicha” y he encontrado algunos titulares lapidarios sobre asesinatos por homofobia como “Macabro” y “Machona Maldita”. Los medios ahora están vendiendo un doble prejuicio: el gay como un promiscuo que busca tener sexo con todos los hombres que ve y las lesbianas como unas locas posesivas y apasionadas que no tienen reparos en matar. Pero nosotros tenemos la misma composición química que los heterosexuales: podemos ser tan alegres y fríos como ellos.
– El tratamiento informativo los ha estigmatizado.
– Claro, hay muchos gays que trabajan en diversos oficios y no andan coqueteando con desconocidos. Pero, ¿qué mejor para las oficinas comerciales de los medios que crear un monstruo, qué hay más atractivo y morboso que ofrecer seres desalmados? Con su cobertura, la televisión, los periódicos y la radio nos han convertido a los homosexuales en monstruos, en peligros para la sociedad. Y eso que habemos de todo: profesores, curas, banqueros, químicos, policías, militares, jardineros, en fin.
– Pero, ¿no crees que el comportamiento de algunos gays exitosos o adinerados que se rodean de menores a quienes tienen como amigos sexuales contribuye a esta percepción?
– Lo que describes también ocurre con los heterosexuales: miremos, por ejemplo, las acusaciones contra los curas pederastas en Estados Unidos, quienes han pagado millonarias indemnizaciones para que este tema sea silenciado. Por otro lado, la prostitución no es exclusiva de los homosexuales. Por favor, leamos los avisos clasificados de todos los diarios, incluso de los supuestamente serios: allí jovencitas heterosexuales ofrecen sus servicios de compañía. ¿Y acaso hablo de ellas como monstruas porque en sus avisos incluyen palabras como “chibolita” o “peladita”? ¿Por qué no tildamos de promiscuos con la misma fuerza a los hombres heterosexuales que “levantan” mujeres desconocidas en la calle y terminan en muchos casos “pepeados”? Generalizar es anticientífico, poco serio y absurdo.
– Esto revela nuestro machismo como sociedad.–Así es. Por ejemplo, los peruanos heterosexuales que no quieren casarse y tienen mil chicas son vistos como exitosos. Tienen el modelo de Hugh Hefner, el abuelito dueño de la revista Playboy, quien vive con seis mujeres cuarenta años menores que él en su casa. ¿Alguien dice que es un degenerado? No, lo ven como un empresario afortunado, lo aplauden y quieren ser como él. En cambio, un homosexual con muchas parejas sí es un promiscuo. ¿Por qué existe esta doble vara para medir la misma conducta? Salgan del clóset
– Estar encerrados dentro del clóset es un grave daño para nuestra salud mental. ¿Te imaginas vivir como un fugitivo todos los días; y si eres hombre, casarte y tener hijos para que crean que eres heterosexual? Vivir a escondidas propicia que las relaciones homosexuales sean clandestinas, por ejemplo que un gay casado vaya a una discoteca del Centro de Lima, conozca a un “flete” (joven dedicado a la prostitución) y se lo lleve a un hotel.
– Es decir, el sistema discriminatorio lleva a la promiscuidad homosexual.
– Conozco a un montón de profesoras lesbianas que no asumen públicamente su condición sexual por temor de que las boten del trabajo. Entonces, se inventan un novio o lo que sea. Esto las obliga a contratar los servicios sexuales de personas desconocidas que las ponen en situaciones de riesgo. No es que ellas sean promiscuas por naturaleza, sino que las condiciones sociales las obligan a serlo. Los gays y las lesbianas deben atreverse a salir del clóset, para impedir el chantaje de sus parejas ocasionales y para liberarse de la carga psicológica que implica hacerse invisibles.
– En la práctica, parece que resulta muy difícil hacerlo luego de haberse callado mucho tiempo.
– Alicia Delgado, por ejemplo, mantenía un discurso esquizofrénico: negaba que era lesbiana y, al mismo tiempo, actuaba como la mujer de Abencia Meza. Ambas se bañaban juntas de la mano, intercambiaban regalos y vivían en la misma casa.
– ¿Qué consecuencias trajo esta autorrepresión?
– Si Alicia hubiera asumido abiertamente su lesbianismo, su vida posiblemente hubiera sido más satisfactoria. No en lo económico, sino en lo emocional. Un homosexual que oculta su condición todos los días frente a los medios se enferma. El día que yo le dije a mi familia que era lesbiana, mi vida dio un giro de 360 grados. No hay nada más saludable que vivir con la verdad.
– Y que la sociedad te reconozca.
– La mayoría de gays y lesbianas está inmersa en un círculo vicioso porque piensa así: no decimos que somos homosexuales porque tenemos miedo de que nos discriminen. Entonces, nadie sabe quiénes, cuántos y cómo somos. Por eso es muy importante que todos salgamos del clóset, para que la sociedad se dé cuenta de que la imagen de monstruos que nos han creado los medios es falsa. Ya en otros países del primer mundo los homosexuales han empezado a mostrarse públicamente. Y esto es muy bueno porque el ciudadano común advierte que no todos los gays son peluqueros, que también hay científicos, artistas, ingenieros, médicos, en fin. En el Perú, es ejemplar el caso de Óscar Ugarteche, un economista que es profesor principal de la Universidad Autónoma de México y que, en vez de escribir sobre peinados y colores, habla con agudeza del comercio internacional.
Te mato porque no vales
– La sociedad nos ha estigmatizado al punto de creer que no valemos como personas. Entonces, nos pueden hacer lo que quieran. La lógica perversa es: si los gays y las lesbianas somos peligrosos, promiscuos y desordenados, ¿qué daño recibe la sociedad si desaparecemos? Ninguno, más bien se libera de nosotros. Los prejuicios justifican el comportamiento de los agresores, ellos dicen: “yo no estoy matando a un padre de familia honorable, estoy desapareciendo a un maricón”.
– ¿El gobierno peruano se ha preocupado por proteger realmente a los ciudadanos homosexuales?
– Un solo dato revela su nula voluntad: somos el único país americano que en diciembre del año pasado no firmó una declaración conjunta de las Naciones Unidas que recomendaba despenalizar las relaciones gays y lésbicas. Tampoco formamos parte de la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, que ordena respetar la orientación sexual de los menores. Y a nivel nacional necesitamos crear una ley que sancione los crímenes de odio, tanto por opción sexual como por raza, como existe en Brasil. Pero no todo es reforma jurídica: paralelamente, debemos educarnos en la idea de que toda persona merece respeto por el solo hecho de serlo.

El miedo al maricón

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Por Rocío Silva Santisteban
En un video de apenas un minuto, la filósofa Judith Butler se pregunta por qué el movimiento cadencioso de caderas de un muchacho “femenino” pudo ser tan altamente agresivo para su grupo de pares, que terminó asesinado por ellos. Asesinado por odio. Los chicos de su mismo barrio en Estados Unidos no lo soportaban. “¿Cómo se puede matar a una persona solo por la manera de caminar?” se pregunta, y agrega: “¿por qué alguien que camina así es tan abyecto para sus compañeros y amigos de toda la vida? Ellos tenían que erradicar la sola posibilidad de que esa persona pueda volver a caminar de esa manera. Lo que hacen es mostrar pánico, una ansiedad extrema, por proteger las normas de masculinidad. Es un acto que dice: “o cumples con las normas de ser hombre, o mueres”. En apenas un minuto Butler magistralmente pone sobre la mesa la cuestión: el odio al maricón por el pánico a ser como él.
“Macabro” fue el titular de un periódico tabloide que anunció la muerte de Marco Antonio Gallego. Obviamente un juego con una de las palabras –cabro– que se usan para designar la abyección de ser otro al margen de la heterosexualidad normativa protegida por las leyes. La gran “argucia” del titulero del diario fue usar una palabra común en este tipo de crímenes pero con un doble sentido de connotación sólo para nacionales y conocedores de la jerga: un guiño perverso a la mayoría de los que parados leemos los titulares en un kiosco.
Maricón, marica, cabro, broca, cabrito, brócoli, chivo, rosquete, bollo, chimbombo, ñoco, gatorade, mostacero, vochi y toda una retahíla de sustantivos que designan el espacio de la homosexualidad masculina –para la femenina también hay una letanía– como algo que debe de quedar fuera de la propia masculinidad. ¿Por qué? Es precisamente este elemento lo que debe de estar forcluido de lo masculino para que lo masculino tenga sentido como tal, aquello que se excluye de arranque en la performatividad de la masculinidad con el objetivo de organizar sus límites: lo que está afuera, lo que definitivamente no debe actuarse, ni hacerse, ni permitirse pero sí saberse, porque es preciso marcar con una tiza roja los límites de lo abyecto. Para que un “hombre sea hombre” en un mundo machista lo que debe de primar es la constitución de una esencia masculinidad que pasa por ser el penetrador, no el penetrado; por ser el castigador, no el castigado; por ser el activo, no el pasivo. Por eso, extrañamente, en este mundo de machos y machinarios los hombres “recontra hombres” también pueden “tirarse a un cabro” siempre y cuando mantengan su papel activo. Lo temible es la perforación, la feminidad en el cuerpo del varón, la penetración en suma.
El pánico a la penetración es el juego de rol que más se ejercita en la constitución de la masculinidad en el Perú. Un testimonio recogido por uno de mis alumnos de un flete de la Plaza San Martín que asumía con gran desparpajo su “oficio”, nunca admitió en su historia que él no fuera siempre el activo. Tenía enamorada y la celaba. Y sus vínculos sexuales siempre los narraba haciendo gala de su miembro, aunque para ganarse el pan vendiera sus servicios a 35 soles. En todo momento se configuró como un bisexual activo. La palabra activo la repetía en el testimonio todas las veces que fuera necesaria. En el fondo no quería dejar de ser macho.
Por eso mismo lo corrosivo de las primeras planas que se ceban en los detalles de la relación entre el peluquero y su anfitrión lo que designan, en el fondo, es un sentimiento de asco. El asco que salva a los lectores de su propia caída. El asco que otorga al titulero la laxitud de sus demonios. Todo para darle un marco adecuado al espectáculo de la homofobia: el asco al maricón es la teoría, el asesinato a mansalva una de sus perversas prácticas.

Peligrosos chicos de alquiler

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Autor: Esther Vargas (15 jul 2009)
Un amigo muy cercano vivió el susto de su vida hace algunos años. En una conocida discoteca gay se topó con un chico especialmente bello. Yo estaba con él, y es cierto, el chico –casi un adolescente–, de 18 años y con DNI en la billetera, era demasiado perfecto. “Es un ángel”, me dijo H anonadado.
Pero el ángel tenía precio. H tenía 40 años en esa época, estaba harto de buscar pareja y se sentía viejo y gordo. Talentosísimo profesionalmente, pero derrotado en el amor. La víctima perfecta.
Durante varias semanas, H y el desconocido ángel parecían felices, hasta que un día H me contó que estaba lleno de deudas, atrapado en préstamos y más solo que nunca. Pero eso no fue lo peor.
No hay que ser gay para pagar por sexo. Pero, sin duda, hay una oferta increíble de chicos cara de ángel que están dispuestos a acariciar la soledad y la vanidad de maduritos homosexuales en el Perú. Algunos te venden la noche a 100 dólares y otros se alquilan durante varios días, a veces meses. A cambio, reciben generosas propinas, ropa, viajes y regalos.
PERFIL DEL CHICO DE ALQUILER
Atractivo.
Entre 17 y 20 años.
Estudiante de instituto o universidad particular.
Se considera heterosexual pero, en la práctica, es bisexual.
Pertenece a una familia clase media bastante asfixiada económicamente, pero se resigna a aceptar su situación o a trabajar para revertirla.
Gusta vestir ropa de marca.
No teme contagiarse de una Infección de Transmisión Sexual (ITS).
Lleva condón, pero puede prescindir de él con uno o más amantes.
Es engreído, caprichoso, voluble y amoroso.
PERFIL DEL CLIENTE/AMANTEGay (público o de clóset) o con una doble vida (tiene esposa e hijos).
Inestable, víctima de afecto, abrumado con su soledad, dadivoso.
De buen nivel socioeconómico.
Vive solo o tiene un departamento de 'soltero’.
Frecuenta discotecas de 'ambiente’.
Edad: 35 a 50 años.
Se siente poco atractivo, por lo que no tiene problemas en pagar por sexo.
El escenario puede ser una discoteca o un bar de Lima, exclusivo, de 'ambiente’, pero con una creciente presencia de gente heterosexual, 'open mind’, hombres y mujeres capaces de compartir el espacio con gays y lesbianas, en armonía, como que nadie sobra. El Downtown es un ejemplo.
Cada noche hay más heterosexuales compartiendo la pista con los homosexuales, lo que parece una inédita apertura en tiempos en los que se habla de ataques homofóbicos y de discriminación latente.
Entre cuerpos sudosos y rostros que apenas distingues hay un ángel, o muchos ángeles, chicos de apariencia muy frágil que a veces van acompañados de una chica o de un grupo de amigos. Los miras y difícilmente podrías saber si son gay o acaso solo te miran porque eres diferente, porque al abrir tu billetera muestras tu dinero o exhibes tus tarjetas. O quizás crees, inocentemente, que te contemplan porque eres un tipo interesante, a pesar de estar en base 4.
Luego, el chico se te acerca, ya no están sus amigos y tampoco la muchacha muy sexy que equivocadamente pensaste que era su novia. Le pagas un trago que, por lo general, no es cerveza. Un whisky, un vodka con naranja, un coctel de colores en esas copas de boca ancha. Te pide que enciendas su cigarro, bailas, él se te acerca, con su nariz te hace cosquillas en el cuello, te pide permiso para seguir a tu lado y, en algún momento, se besan y abrazan, sientes su sexo firme muy cerca del tuyo.
Te lo llevas a tu departamento o a un hotel. Exhausto, pero inflamado de deseo, te preguntas si ese chico es un comprimido de vitaminas, una pastilla de Viagra. Al amanecer, él te contará su historia: estudia, pero no le alcanza; sus padres no pueden pagarle la carrera, y él, tan buen alumno, se las arregla como sea. No te lo ha dicho directamente, pero el 'como sea’ tiene que ver con ese encuentro. Pagas. Él te dice gracias y te pide que se vuelvan a ver.
La próxima vez llega pronto. Pagar es parte del trato tácito. Él y tú pasan cada vez más tiempo juntos, a veces te preguntas si realmente estudia, jamás lo irás a recoger a la universidad, pero sí a su casa o a unas cuadras de esta. Te pide dinero para ropa, resulta que sus amigos visten bien, y él, en una universidad particular, se siente todo 'chusco’ y 'pobretón’. Sigues gastando. El sexo es buenísimo. Un chico siempre dispuesto, que accede a tus pedidos y parece incansable, que a veces se deja sin condón, que penetra y a veces –solo a veces– se deja penetrar, o al revés. Los hay activos y pasivos, nunca sabes qué te tocará, pero estás contento con esta aventura. Es tu niño, tu bebé, tu príncipe… Hasta que un día lo encuentras con su novia o te das cuenta de que un amante mayor que tú y con más dinero te lo está robando. Te marchas o quizás ruegas. Te rechaza. Y eso es lo mejor que te puede pasar, aunque en ese momento te sientas el ser más triste de la tierra.
Lo más peligroso es cuando él, pese a sus aventuras nuevas, te quiere tener y te advierte que no podrás dejarlo porque está dispuesto a todo. Lo más suave podría ser que te pida más y más dinero, y tú, muerto de amor, te veas obligado a seguir 'invirtiendo’ en un negocio quebrado. Lo más dramático que puede ocurrir es que se le ocurra chantajearte. Resulta que tú eres casado, o que en tu trabajo no saben de tu orientación sexual, o que tu mamá cree que eres solterón, pero no gay. El chantaje, la amenaza, la extorsión… Pagas una vez más, pero tu vida es un infierno. Tu teléfono suena, te obliga a verlo, te amenaza con pararse en la puerta de tu casa y contarlo todo. Hasta que un día te atreves a golpearlo y lo dejas medio muerto. Posiblemente, él desaparecerá. Respirarás aliviado y te prometerás no ceder ante desconocidos. Nunca más.
Lo más trágico que podría pasar es que sus amigos y él te busquen para cobrarse la golpiza, como le pasó a mi amigo H cuando intentó librarse de su ángel amenazador. Los padres de H no sabían nada, y allí fue donde atacó el ángel devastador. Por suerte, H sobrevivió para contar su historia luego de seis meses de recuperación y un mes en coma. “Fue un asalto, mamá”, dijo H, aterrado, al despertar en la cama de una clínica.Pero no todo es tan trágico o, mejor dicho, no todo siempre es tan trágico. Hay ángeles que, al sentirse sobreprotegidos y queridos, acaban por enamorarse. Son las excepciones. De pronto, un día, dejaron de cobrarte por sus besos. –¿Y dónde están esos?– me pregunta un conocido gay, consternado por la suerte de Marco Antonio. En alguna parte, entre el cielo y el infierno. ¿Te atreves a encontrarlo?

Nadie merece morir así

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Autor: Beto Ortiz (12 jul 2009)
Cuando, en abril del año pasado, lo entrevisté en la misma célebre peluquería de San Borja en que hoy velan su cuerpo y lo lloran sin consuelo, Marco Antonio me confesó que –aunque no los necesitaba– siempre usaba anteojos porque nunca le había gustado su cara. No se sentía especialmente bendecido por esa diosa esquiva y cruel a la que, sin embargo, había dedicado todos los esfuerzos de su vida: la belleza.
“Mis ojos son demasiado pequeños –me dijo– y cuando estoy sin lentes me veo una cara como de cuy, me siento feo”. Lo vi en persona por primera vez en 1999, cuando hacíamos juntos un programita llamado Para Todos en Canal A y creo que quienes lo conocemos desde años atrás, podemos dar fe de que Marco Antonio Gallego era una tromba de agosto, una máquina de trabajar, un avión a chorro, una fuerza de la naturaleza, uno de los tipos con más hambre de éxito y de fama que yo he conocido.
No fuimos grandes amigos pero conversamos muchas veces y guardo la impresión de que, para él, lograr la innegable fortuna y notoriedad que logró fue su personal manera de volverse glamoroso, de vengarse de todos los que, alguna vez, lo habían mirado por sobre el hombro, de dejar de ser feíto para siempre. No he olvidado que, a mi regreso del exilio, él fue uno de los primeros en llamarme para ofrecerme chamba en Belleza y estilo, la revista que él soñaba convertida en nuestro Vanity Fair.
Ni bien entré en su local de Camino Real me quedé de una sola pieza al toparme con aquellos gigantescos budas tailandeses. ¿Cómo había hecho para procurarse el lujo asiático, espectacular de aquel salón, el mismo esforzado estilista al que yo recordaba haber acompañado en la franciscana celebración de su santo, brindando con Tampico en su depita de Lince apenas cinco años atrás?
Marco Antonio siempre se esmeró en mostrarse rodeado de mucha gente. Cuando venía invitado al programa, nunca venía solo, lo acompañaba un permanente séquito de apolíneos mancebos, una especie de pequeña e intercambiable corte de tres o cuatro chicos más o menos buen-mozones y agarrados. Era, claro, una manera de adornarse, un sello característico, un vanidoso guiño que le garantizaba un aura de poder o, por lo menos, de cachet: rodearse de algunos de los más fotogénicos y vistosos cueritos del medio, del mismo modo en que ciertos afamados latin lovers locales, (como Javier Meneses, por ponerles un ejemplo al azar), se dejan ver siempre asediados por sus incondicionales y siempre apetecibles dalinas, (que en el caso de Marco Antonio eran, por supuesto, pundonorosos gólmodis).
Uno de los miembros permanentes de este staff era Paul Luna, un cañetano-pobre-pero-pintón que, a pesar de lo primero –o quizá gracias a lo segundo– se daba el gustito de estudiar en la fichona UPC. Marco Antonio siempre fue pródigo y hasta regalón en exceso con sus muchachos eventuales. Los deslumbraba con regalos costosos, (una buena casaca Kenneth Cole o unos lentes de sol Dolce & Gabanna), con viajecitos all inclusive a exóticos destinos, o con “apoyos económicos” –colabórame, varón– que permitían a estos chicos acceder a niveles de vida a los que no habrían logrado siquiera asomar la nariz ni en sus más afiebradas fantasías, si no fuera por la suerte de habérselo cruzado en el camino.
Nada puede lucir más prometedor para quienes desesperadamente buscan (buscábamos) esta clase de amores al paso, para quienes tienen (creíamos tener) una billetera gorda que el supercombo belleza/pobreza, ¿no es verdad?, la combinación perfecta. Sonará cínico y crudo pero así ha sido siempre y no solamente en el mundo gay, tampoco se me hagan los del calzoncillo inmaculado que no estoy descubriendo nada, me parece.
La noche del viernes, la periodista Milagros Leiva me contaba al teléfono lo mucho que la había ayudado Marco Antonio a sacar adelante la revista Eva, con esa misma desmesurada, casi irracional generosidad con que siempre trató a todos los que lo rodearon. Ser tan, pero tan desbordadamente generoso delata –creo– una espantosa hambruna de afecto. Y una autoestima paupérrima, también. Alguien que intenta “comprarte” con obsequios ostentosos o excesivos, en realidad, te está diciendo: “No importa si no me quieres por lo que soy, pero aunque sea quiéreme por lo que te doy”.
Tampoco hay que ser muy psicólogo para saberlo pero, en fin, esa ya es otra tristeza. También me contaba la amiga Leiva que, días atrás, durante la sesión de fotos de portada con Katia Condos, un orgulloso Marco Antonio les había presentado al llamativo cañetano como su “último descubrimiento”, (frase esta que, en el ambiente, significa, claro, “nuevo talento” o, lo que es lo mismo: “nuevo amante”) y que, pese a que el jovencísimo escort en cuestión se había mostrado muy afanoso y solícito con él, lo cierto es que no había logrado del todo causar una buena impresión. Tal vez porque se le notaba el letrerito de vividor es que el mozalbete les dio muy mala espina a todos los presentes.
Milagros no sabe decirme muy bien por qué pero ella sospecha que este Paul Luna puede tener algo que ver con el horrendo asesinato. Y pese a que para la Policía es sospechoso, la verdad es que yo dudo que se trate de un crimen pasional. No lo conozco pero conozco a muchos como el tal Paul y veo bastante improbable que uno de estos típicos estudiantes-misios-mantenidos-por-amantes-homosexuales sea el autor del crimen. Creo que el paralelo que se quiere establecer con el caso de Alicia Delgado no cabe en absoluto.
Y la razón es sencilla: Marco Antonio no tenía pareja ni nada que remotamente se le pareciera. Estaba solo. Tan solo como solo puede estar un hombre que se pasa la vida enfrascado en la más absurda de todas las búsquedas: la de esperar que otro hombre –no un maricón, ojo, sino un hombre– se enamore algún día de él. Permítanme ser vuestro anfitrión en la extraña lógica (nacional) del “amor” entre varones. Por sus muy particulares características –la fama, entre ellas– Marco Antonio, (como yo o como cualquier otro gay o bisexual públicamente fuera del clóset) tendía a ser visto siempre por la muchachada como “un punto”, es decir, como alguien a quien hay que sacarle plata, un cajero automático con patas, vamos, una gallinita de los huevos de oro pero la premisa sobre la que este público objetivo se basa es tan falsa como idiota.
Según ella, los gays, todos sin excepción, son animales sexualmente insaciables que viven permanentemente en angustioso celo y, en consecuencia, estarán dispuestos a pecharte para siempre, o sea: a pagártelo todo, a bajar la luna del cielo a tus pies con tal de que tú te bajes el cierre, aunque sea un ratito, no seas malito. Y encima (porque allí no acaba la cosa), una vez que te hayas bajado la cremallera, el cabro se enamorará tan perdida e irremediablemente de tu berrinchudo pirulino que ni siquiera te hará falta una AFP, porque estarás asegurado tú y tu familia por el resto de tus días.
Tenemos problemas, Houston; así no es. Lo que pasa es que todos estos donceles montaraces, en la tranquilizadora película que se pasan en sus aturdidas cabecitas, no son bisexuales, no. Tampoco homosexuales, menos. Con la coartada de “lo hago por mis estudios, pero no me gusta”, tales especímenes asumen su ventolera como si fuese un pasajero sarampión y se acuestan felices con hombres, por lo menos, una vez por semana durante años y años de rendimiento físico y bonanza financiera pero, eso sí, se alucinan normalitos, heterosexuales, machitos que se respetan. Varón que fornica varón es dos veces varón –decía Jean Genet. En sus cerebritos, insisto, el placer de su compañía, vale decir, sus sobrevaluadas pichulitas cuestan millones. Pero el que pide al cielo y pide poco, es un loco, ¿no es cierto? Y lo que comienza como una propinita inofensiva puede convertirse fácilmente en págame o te mato, cabro maldito. Y ay de aquel que se niegue o quiera guerrear.
La investigación policial nos dirá cuál de todas las especulaciones que ya circulan por todo Lima está más cerca de la verdad: ajuste de cuentas, extorsión, lavado de dinero, simple homofobia o lo que fuere. No pretendo aquí resolver el enigma de su muerte lacerante y brutal aunque me entristezca tanto como el hondo misterio que fue su vida. Nadie puede ponerse en su lugar porque nadie sabe lo espantosamente solo que estaba con su fama. Nadie conoce el horror de morir de la manera en que ha muerto el generoso, el encantador, el tan querido Marco Antonio.

Congreso no aprobó el tratado de Convención Iberoamericana de Derechos de Jóvenes

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El punto en discordia fue que con este tratado se permitiría el matrimonio entre homosexuales (29 nov. 2007)
En medio de un amplio debate, el Pleno del Congreso rechazó este jueves la aprobación del tratado de la Convención Iberoamericana de Derecho de los Jóvenes, y encargó a las comisiones legislativas de Relaciones Exteriores y de la Mujer estudiar las resoluciones comprendidas en este mecanismo legal.
La posibilidad de que se permita el matrimonio homosexual entre jóvenes, de acuerdo al tratado, contraviene a la Constitución Política del Estado, según se expresó en el Legislativo.
El citado tratado, firmado en el 2005 en España, establece una serie de principios en favor de los jóvenes iberoamericanos. De acuerdo al artículo 5 del mismo, la Convención reconoce los derechos y libertades de los jóvenes respecto a su orientación sexual, raza, origen nacional, religión, entre otros aspectos. Esto originó un debate en el hemiciclo respecto a que este tratado permitiría el matrimonio entre homosexuales, figura legal que no está establecida ni en la Constitución Política ni en el Código Civil del Perú. En ambas leyes, se establece que el matrimonio en nuestro país es entre un varón y una mujer, es decir, heterosexual.
Por el momento, y con la venia de 57 parlamentarios que votaron a favor, esta norma internacional volverá a ser revisada en las comisiones de Relaciones Exteriores y de la Mujer, donde ya ha sido analizada en anteriores oportunidades.

En dos meses hubo seis asesinatos contra homosexuales, según el MHOL

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Artículo en Perú 21 (12 de julio 2009)
A propósito de los crímenes contra la cantante Alicia Delgado y el estilista Marco Antonio, el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) denunció una escalada de odio promovida por sectores “fundamentalistas e intolerantes”.
El Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) deploró los recientes asesinatos de la popular cantante folclórica Alicia Delgado, y del reconocido estilista Marco Antonio Gallegos, y aseguró que en los últimos dos meses se han producido seis crímenes contra personas de esa orientación sexual.
Tras considerar que muchas personas trans, gays, lesbianas y bisexuales han sido víctimas de la violencia homofóbica, el MHOL sostuvo que no todos estos crímenes son denunciados o publicados en la prensa, por lo que es válido suponer que esa cifra sería mayor.
“Frente a una escalada de odio promovida por sectores fundamentalistas e intolerantes, es nuestro deber reaccionar y demandar que se cumpla con garantizar la vida de todos los habitantes del Estado”, indicó el gremio.
Asimismo, destacó que se busca lograr la inclusión en el Código Penal de la figura de crimen de odio por orientación sexual e identidad de género como agravante en casos de agresión u homicidio.
Igualmente, otro de los objetivos es la aprobación de una Ley de Igualdad y No discriminación que garantice a personas trans, lesbianas, gays y bisexuales el pleno ejercicio de sus derechos como peruanos que somos.

Contra los crímenes de odio

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1) En los últimos 2 meses se han registrado 7 crímenes de odio en la prensa, incluidos los de Alicia Delgado y Marco Antonio Gallego. Siguiendo la metodología propuesta por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) y utilizada por el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) en sus informes sobre situación de los derechos humanos de lesbianas, trans (travestis, transgéneros, transexuales), gays y bisexuales (LTGB), por cada crimen reportado existirían cuatro más. Por lo tanto, se estima que en los últimos dos meses, se habrían producido 35 asesinatos contra personas LTGB.
2) Existe, sin duda, una relación entre todos estos homicidios: todas las personas tienen una orientación sexual o identidad de género distinta a la hegemónica, es decir, la heterosexual. Este común denominador nos lleva nuevamente a hablar de violencia y crímenes de odio de nuestras poblaciones, cuya seguridad NO está garantizada por el Estado.
3) Ante ello, las demandas que levantaremos en la conferencia de prensa y entrevistas, según consenso son las sgtes.:
*Exigir la promulgación de una Ley para Prevenir, Eliminar y Sancionar la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género.
*Lograr la inclusión en el Código Penal de la figura de crimen de odio por orientación sexual e identidad de género, como agravante en casos de agresión u homicidio (este es el punto específico acerca del ítem "sancionar" que propone la ley arriba mencionada).
*Denunciar que el Estado Peruano NO ha ratificado convenios internacionales, como la Convención Iberoamericana de los Jóvenes, y que ante el mundo se presenta y se luce como un país donde sí se protegen los derechos de las personas lesbianas, trans (travestis, transgéneros, transexuales), gays y bisexuales.

MARTES 14:

A mediodía en el local de la CNDH habra una conferencia de prensa.

6 pm VIGILIA en el jr. de la Union, esquina con huancavelica frente a la Iglesia de la Merced.

Acciones concretas

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Debido a que los últimos meses hemos visto una serie de asesinatos de personas LGTB, lo cual muestra una recurrencia espantosa, los diversos colectivos han decidido realizar dos actividades para mostrar, primero, nuestra disconformidad con el trato que se da a estos casos en los diversos medios de comunicación; y segundo, el dolor y el repudio a todos los crímenes de odio que suceden en nuestro país.
Por eso, este martes 14 a las 12 m se realizará una conferencia de prensa del movimiento LGBT limeño denunciando los Crímenes de Odio. El lugar es en la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, Pezet y Monel 2467, Lince.
"No más crimenes de odio"
Ese mismo martes, pero en la noche 6 p.m. se realizará la vigilia contra los Crímenes de Odio en la Plazuela La Merced del Jr. de la Unión, en memoria de todos nuestros muertos.
Por una ley de Igualdad de Derechos y No Discriminacion.
Acompáñennos en estas actividades.

Artículo de Perú 21: Lo gay y lo triste

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Autor: Beto Ortiz
De ser cierto que fue realmente “la mitad de la vida” de Abencia Meza, la cantante Alicia Delgado sería apenas una de las setenta personas homo o bisexuales que son brutalmente asesinadas cada año en el Perú de acuerdo a un estudio realizado por el MHOL en base al monitoreo de informaciones periodísticas.
Por mucho que lo murmuren o por muy obvio e impajaritable que parezca, nadie es oficialmente gay hasta que no se arma de valor y lo admite con coraje. Alicia Delgado jamás lo hizo. Abencia Meza tampoco. Pero, ahora, tras haber escuchado a Abencia confesar que «Alicia fue el gran amor de su vida», ¿a alguien le queda alguna duda de que fueron pareja? Y aún así, ¿alguien se atreve a llamar lesbiana a Alicia y correr el riesgo de irse preso?. Por el amor de Dios, ¿a quién puede interesarle averiguar la orientación sexual de un muerto?.
A todo el mundo. Absolutamente. A todo el mundo.
“Sería homosexual” es el titular con el que América Noticias presentó esta semana el caso de Jhosvany Enríquez, un pobre hombre cuyo magullado cuerpo sin vida fue abandonado en una playa, dentro de una indigna caja de cartón que alguna vez contuvo un televisor LCD de 32 pulgadas, marca Philips. Estoy esperando el día en que ese mismo noticiero presente la crónica roja más truculenta con un titular que diga “Sería heterosexual.”
Hasta el día en que murió a causa de lo que entonces se conocía como “la peste rosa”, nadie sospechó que el actor Rock Hudson era gay. Entonces su muerte dejó de interesar y su vida sexual pasó entonces a convertirse en la verdadera noticia. La vida sexual de un hombre sin vida.
Para muchos gays peruanos, por no decir “para casi todos”, es preferible la muerte al indecible horror de tener que aceptar públicamente su sexualidad. O lo que es lo mismo: para muchos peruanos, la única manera de salir del clóset es morirse.
Morir como murió don Arturo Jiménez Borja: médico, etnólogo, erudito, escritor. Mente brillante asesinada con saña a sus 90 años por unos putos desalmados.
Morir trágicamente estrangulado por un par de fletes chalacos como murió el estilista puertorriqueño Roberto Izquierdo hace apenas dos meses en un departamentito de la avenida Benavides del que se llevaron un plasma y un par de Adidas usados.
O morir como murió el productor Horacio Paredes: sin más compañía que la de un desconocido vigilante en un deprimente hostal de Lince.
Para muchos gays peruanos que malviven hundidos en la suprema mediocridad del miedo, la única manera imaginable de salir del clóset es morirse.
Morirse casi siempre absurdamente, casi siempre a patadas o a cuchillo, empepados, estrangulados o acribillados.
Morirse casi siempre antes de tiempo.
«Chino da vuelta a mariposón» -tituló Ajá en su edición del primero de este mes en que se daba cuenta del asesinato a tiros de Jorge Hurtado Encinas de 25 años, más conocido en el Puente Quiñones como 'Papucho’.
El esforzado coleguita que editó la nota probablemente no contaba con el mínimo de humanidad necesaria para saber que 'Papucho’ podría tener mamá y, de repente, también abuelita. Que escribir que “le dieron vuelta” es casi dan violento como dispararle. Que no hay que llamar mariposón al mismo pobre muchacho que, en la foto, aparece muerto en un charco de sangre en medio de la pista.
El 25 de febrero del año pasado, Luis Alberto Rojas Marín, un menudo auxiliar de enfermería de 27 años, fue brutalizado por tres efectivos policiales de la comisaría de Casagrande, Trujillo, quienes lo detuvieron sin más justificación que su afeminamiento, lo insultaron, lo desnudaron y lo violaron utilizando para ello sus cachiporras de cuero, luego de lo cual lo dejaron sangrar hasta la mañana siguiente en que le dijeron que le abrirían el calabozo con la condición de que se fuera a su casa calato. El entonces ministro del Interior Luis Alva Castro prometió en cámaras que semejante horror se investigaría y sancionaría severamente. Jamás se hizo. Hasta el día de hoy, Luis Alberto continúa siendo objeto de amenazas de muerte por los mismos policías que no solo no fueron acusados ante el Poder Judicial sino que continúan en ejercicio, de lo más felices y contentos.
Con el titular de “Salvaje castigo a gay”, el noticiero “Primera Edición” del 29 de enero presentó desgarradoras imágenes de un muchacho completamente desnudo que acababa de ser rapado, apaleado y vejado por una “ronda vecinal” de Tarapoto. ¿Salvaje castigo, dijeron? ¿Y se puede saber cuál era el crimen que semejante fuente ovejuna “castigaba”?
Casi nadie lo sabe pero todos los 31 de mayo se conmemora en el Perú el día de la lucha contra la violencia y los crímenes por odio hacia travestis, transexuales, lesbianas, gays y bisexuales. Se escogió esta fecha en memoria de los ocho peruanos homosexuales que fueran asesinados a sangre fría por terroristas del MRTA en el bar Las Gardenias de Tarapoto en 1989. De acuerdo a testimonios recogidos por la Comisión de la Verdad, quinientos gays fueron asesinados durante la guerra interna. ¿Por qué? ¡Por gays, pues! ¿Por qué más va a ser?
Me produce una enorme curiosidad saber quién será el más homofóbico entre los más prominentes homofóbicos nacionales: ¿Podrá arrebatarle el cetro el curaca Isaac Humala a monseñor Cipriani?.
«No sé por qué Alicia nunca quiso que le pusiera su apellido a Mechita» -se lamentó Abencia, refiriéndose a la tierna bebé que ella dice haber adoptado y que –según propia confesión– criaban juntas.Parece que ignorara que las anacrónicas leyes peruanas prohíben a las personas homosexuales adoptar niños. Para evitar que les abran la panza y devoren sus entrañas, se entiende.
Pero –a diferencia de la homosexualidad masculina– no existe examen médico legista que permita probar fehacientemente el lesbianismo. Todas las mujeres son heterosexuales hasta que no confiesen lo contrario.
Si descontamos la eventualidad de que nuestra opción sexual sea utilizada como causal de divorcio, (de un posible cónyuge del sexo opuesto) o como pretexto ideal para arrebatarnos un hijo biológico de nuestro lado, las leyes peruanas, en realidad, nos garantizan muchísimos menos derechos que al grueso de su reproductora ciudadanía. Las leyes peruanas, dejémonos de vainas, no nos permiten nada. Ni casarnos. Ni adoptar. Ni donar sangre. Ni enrolarnos en las fuerzas armadas ni policiales. Ni heredar el patrimonio compartido a lo largo de una relación de toda la vida. La misma familia que toda tu vida te escupió por maricón se quedará con todos tus bienes cuando te mueras.Y últimamente ni siquiera es posible aspirar a asistir al funeral de nuestras propias parejas. La familia –nuevamente– nos lo impide.
Si, como sostiene García, los awajún- wampís son ciudadanos de segunda categoría, ¿adivina el lector quiénes serán los de tercera?
En fin. Digo todo esto porque sucede que hoy se celebra en todo el mundo el Día del Orgullo Gay.
¿Qué día del orgullo gay puede celebrar alguien que, como yo, tiene que tolerar –permanentemente y sin inmutarse– que le griten chimbombo desde la combi, en cada esquina? A ver, díganme.
Celebrar el Día del Orgullo Gay aquí en el Perú viene a ser como celebrar el Día del Orgullo Judío en la Alemania nazi, más o menos.
Shalom, entonces, heterosexuales del mundo. Shalom, shalom.

Artículo de El Trome: “Por ser lesbiana sentencian a Abencia Meza”

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Por Ana Briceño
Para el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), el asesinato cruel de la cantante Alicia Delgado ha develado que somos una sociedad homofóbica y que la sociedad culpa y sentencia a la folclorista Abencia Meza, solo porque es lesbiana.
Ruth Ramos, directora ejecutiva de esa institución, dijo que nuestra sociedad se ha ensañado con Abencia, sospechosa del crimen, por una fuerte ‘lesbofobia’ arraigada durante décadas en el país. “Abencia Meza ha roto el estereotipo de género, por eso hay una doble sanción moral y la gente dice que, como es lesbiana, es violenta”, precisó.
También calificó como ‘mito’ decir que las relaciones homosexuales son tormentosas y violentas, a tal punto que una lesbiana puede asesinar sin remordimientos a su pareja.
“No se puede decir que las relaciones homosexuales son más tensas o violentas que las heterosexuales, de lo contrario no existiría la cantidad de hombres que cada año matan a sus parejas mujeres. En todo caso, si una relación es violenta, depende del temperamento de ambos”, acotó. Del mismo modo, indicó que Abencia Meza tiene rasgos considerados machistas, como querer demostrar su fuerza física al vencer a un cachascanista o disparar con una pistola. “Son actitudes de los hombres, pero una lesbiana no necesariamente tiene esas características, por eso la gente las tilda de ‘machonas’, por esa imagen errada”, añadió. Finalmente, dijo que las lesbianas, en sociedades como la nuestra, sufren discriminación de la familia, la Iglesia y el entorno social. Además, al año ocurren 70 crímenes contra homosexuales (hombres y mujeres).

Artículo de Perú 21: Derrumbando lesbianas

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Autor: Esther Vargas
Este no es un manual y, menos, una radiografía. No voy a hacer el perfil de la lesbiana promedio ni trazar el prontuariado de la lesbiana peligrosa. Esta columna, escrita en el calor de la ‘abenciamanía’, solo apunta a desmentir algunas barbaridades que se han dicho en estos días respecto a cómo aman las mujeres que decidieron compartir la vida y la cama con otra mujer. MITO: Una lesbiana desea convertirse en hombre. Incluso, cuando lleva una pistola en el cinto –como la cantante Chavela Vargas en sus tiempos más fogosos– o cuando su voz es ronca y su andar rudo, una lesbiana no desea convertirse en un hombre. No sueña con tener un pene. No lo imagina colgándole entre las piernas, no lo necesita, no lo busca. Se susurra –porque estas cosas no se dicen frente a frente– que una lesbiana desea desesperadamente penetrar y que ansía un falo invencible. Lo murmuran muchos hombres, ilustrados o no, olvidando quizás que sus penes despiertan y duermen, más allá de sus propios deseos y batallas. Invencibles no lo son. Y las lesbianas lo tienen claro, convencidas también de que sexo no es sinónimo de penetración y disfrutan siendo mujer con sus mujeres. Hay mujeres rudas bien heterosexuales, como lesbianas bien ladys. Hay de todo, pero pocas veces una obsesión enfermiza y devastadora por transformarse en hombres, porque justamente las dos protagonistas de esta historia (la que te quieras imaginar) decidieron vivir su vida y su sexualidad sin un hombre. Que no se confunda transexualidad con lesbianismo. MITO. Dentro de la pareja lesbiana, una es el hombre y otra la mujer. Los roles: activa y pasiva. Activa es la que penetra con uno o más dedos a su chica o con algún juguete sexual de forma fálica. Pasiva es la que se deja penetrar. Es fácil señalar –en función de la apariencia física y hasta de la cantidad de maquillaje– que una hace el papel del hombre y, la otra, el de la mujer. Sin embargo, en una relación de dos mujeres existe una tercera opción, la más frecuente además, y la que más se goza. Me refiero a ese término bobo, pero necesario de mencionar, llamado MODERNA: la que penetra y se deja penetrar, o toca y se deja tocar, la que arremete con fuerza a su amante, al tiempo de dejarse tomar en sus brazos. No es habitual que, dentro de la pareja, una le diga a la otra “yo soy el macho y tú, la hembra”. La relación fluye muy al margen de los roles, etiquetas o patrones. El deseo no tiene reglas, y la entrega no pone reparos en lo que supuestamente parecen ante la sociedad, que las clasifica en masculinas (machonas) o femeninas (ladys). La investigadora Alicia Gallotti, autora del Kama Sutra lésbico, afirma que “uno de los rasgos singulares y acaso más positivos en las relaciones lésbicas es que los roles son intercambiables y, generalmente, mucho menos definidos que entre los heterosexuales”. Pero, ¿quién lleva los pantalones? Como en cualquier relación, al margen de la orientación sexual, habrá alguna que se imponga más, que tome más decisiones o que lleve las riendas. Y, al igual que en cualquier pareja, una de las dos tendrá más iniciativa en la cama, más punche y más creatividad. Eso no pasa por ser el macho. * Acotación de Gallotti: “Hay lesbianas que no admiten ser penetradas”.Las que decididamente tienen una apariencia masculina-activa suelen buscar amantes o una pareja femenina-pasiva. Pero no son todas, no hay que generalizar. MITO: Las lesbianas son las reinas del sexo oral. * Y, aunque esto afecte la reputación del ‘gremio’ (sorry, compañeras), lo cierto es que ese es otro mito devastado por la realidad. El famoso cunnilingus es, ciertamente, una práctica frecuente entre una pareja de lesbianas. Se murmura con muy mala onda que, a falta de pene, las chicas emplean su lengua. No se dice que la ausencia de un falo desarrolla lenguas poderosas, capaces de desatar orgasmos en menos tiempo que un pene promedio. Y tampoco se dice que las lesbianas con esta capacidad son parte de una élite, porque muchas, pese a la experiencia y al afán, no están dotadas para este arte. Un ejemplo más de que, aquí, la orientación sexual poco tiene que ver. Un@ es buen@ amante o mala amante, muy al margen de si es heterosexual u homosexual. MITO: La lesbiana es enemiga de los hombres, y es así porque fue violada o abandonada. En la vida de las lesbianas, los hombres no son ratas peludas ni los malos de la película. Al contrario, son buenos amigos, consejeros y apoyo. Las investigaciones de Gallotti refieren que es falso pensar que una mujer acaba interesándose en otra mujer por alguna experiencia sexual negativa o insatisfactoria, y menos por una historia de violencia o agresión sexual. Las lesbianas pueden rechazar el machismo, pero no odian a los hombres. Incluso, tienen actitudes machistas, como cualquier varón y mujer heterosexual. MITO: La lesbiana es posesiva, peligrosa, ‘mujeriega’ y capaz de matar por amor. Ojalá se hicieran estadísticas para confirmar que la mayoría de crímenes pasionales fue protagonizada por parejas heterosexuales y no por homosexuales. A la espera de este registro, queda precisar que nada más falso que clasificar a la lesbiana como posesiva, celosa y peligrosa. Hombres y mujeres lo son, muy al margen de su orientación sexual. El sentimiento de ‘mi propiedad privada’ no tiene género y es nocivo en cualquier bando. Es lamentable que presuntos psicólogos o psicoterapeutas hayan hecho en estos días desinformadas y prejuiciosas declaraciones al respecto, clasificando a las lesbianas como si fueran ganado. ¿Son inestables, infieles y no pueden sostener una relación formal? Falso. Generalizar es un absurdo, como decir que todos los hombres son ‘mujeriegos’ e incapaces de amar a una sola mujer. MITO: La lesbiana vive obsesionada con el sexo y es una depredadora sexual. Los adictos al sexo son mayoritariamente hombres heterosexuales. Los depredadores sexuales (abusadores, violadores y más) son, igualmente, hombres y heterosexuales. Y no por ello se dice que los hombres son adictos al sexo y depredadores sexuales. Las patologías y el prontuariado no pasan por la orientación sexual de nadie. Las disfunciones sexuales, además, afectan a hombre y mujer, muy al margen de su orientación sexual. MITO: La lesbiana es un ser sufrido, desdichado y marginada. En esta sociedad con altas dosis de homofobia, es cierto que las lesbianas –cada vez menos invisibles– sufren circunstancias adversas a diario, pero no son las más tristes y jodidas del planeta. La violencia golpea más a las mujeres heterosexuales. Los feminicidios no son patrimonio lésbico. La violencia familiar se da, con implacable fuerza, en hogares heterosexuales con historias de embarazo adolescente, aborto, maltrato y muerte. La marginación castiga más a los transexuales y, aunque esto no es un consuelo, la verdad hay que decirla.

Algunas consideraciones

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Jueves 2 de julio de 2009 Ciudad universitaria En la citada fecha a las 2 pm se llevó a cabo la reunión del Grupo Versiones, como ya es usual. Contando con la asistencia de 6 miembros y una invitada (tal como figura en el registro de asistencia). En dicha reunión quedó establecido lo siguiente: Primero MISION: Fomentar el respeto y la igualdad de la diversidad sexual en la UNMSM. Segundo OBJETIVOS: · Analizar, debatir y difundir temas relacionados a la diversidad sexual. · Ser un grupo de soporte y apoyo ante cualquier acto fóbico LFTB. · Realizar actividades académico - culturales. Tercero Organigrama ORGANIGRAMA CARGO FUNCIONES Coordinador Oscar Espinoza · Representante ante cualquier instancia · Organizar y convocar la reuniones · Organizar y delegar funciones · Organizar comisiones · Contactar a nuevos miembros Asesora académica Verónica Ferrari · Desarrollar temarios a tratar · Preparar bibliografía · Moderar las discusiones Secretario Javier Becerra · Levantar la actas · Tomar nota en las reuniones · Tomar lista de asistentes · Recodar la reunión pasada Subsecretario Joel Mires · Ayudar al secretario · Suplir al secretario Director de prensa ( vacante) · Logística de la producción y difusión de la propaganda

Nuestra conferencia

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El viernes 26 de junio, un día antes de la Marcha del Orgullo nuestro grupo organizó y llevó a cabo la conferencia "El Mito del homosexual". Tuvimos de invitados a Ruth Ramos (directora ejecutiva del Mhol), George Liendo (Promsex), Susel Paredes (LGTB Legal) y Fiorella Cava, quienes dieron testimonio de la diversa problemática que atraviesa nuestra comunidad y nuestra nación, como por ejemplo, que el Perú sea el país más homofóbico de Latinoamérica al negarse a firmar convenios internacionales que permitirían mejorar la situación de la población LGTB.
A pesar de actos homofóbicos de parte del director de escuela de arqueología y que rompieran el panel en donde publicitábamos la conferencia, esta salió muy bien y la participación del público (especialmente joven) se hizo sentir.

Versiones en la Marcha del Orgullo 2009

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Nuestro grupo se hizo presenta en la VIII Marcha del Orgullo 2009. Es la primera marcha en la que participamos como grupo de estudiantes universitarios de San Marcos junto con otras agrupaciones universitarias como Gpuc-Guds (PUCP) y Derecho LGTB (UMSP). También se unieron otras universidades como la U de Lima y la UNFV.
Esperamos que muy pronto el movimiento universitario por la diversidad sexual se consolide y seamos más las agrupaciones que marchemos el próximo año.